sábado, octubre 15

El amante



Hoy me llegó un mail que se titulaba el amante... Por lo general yo no leo ese tipo de mails, pero ya que mi madre fue la que me lo envió, y como recientemente hemos tenido roces con ella por mis "amantes", decidí leerlo. Pensé que era algún mail sobre moral y valores (y bla, bla, bla), pero estaba bien equivocada. Se trataba sobre que tener un amante es lo mejor que podemos tener en nuestra vida, pero todo lo explicaba de una forma totalmente diferente a la que ustedes se imaginan. Tener un amante: ESA RAZÓN POR LA CUAL VIVIR, ser amantes de nuestro trabajo, de nuestra profesión, de nuestra familia, amigos, pareja, mascotas, ser amantes de la vida, y buscar a nuestros amantes a lo largo de este recorrido en el mundo, amarlos y cuidarlos con PASIÓN. 

Pero… ¿qué pasa cuando perdemos a nuestros amantes? yo he perdido a algunos: ese novio que me inspiraba a ser mejor persona cada día, a querer a toda la humanidad (a mí que me tildan de ser un poco hostil con la gente), esos amigos que eran como hermanos de sangre con los que soñaba envejecer, esa pasión por hacer realidad los ideales de mi profesión, y mis mascotas ni se diga, hasta ahora las recuerdo a cada una de ellas... Perdí a todos ellos. Podemos pensar que sólo es cuestión de volver a comenzar, pero no es tan fácil. Hay personas, trabajos, y situaciones que se llevan un pedazo de nuestra vida, y con cada nueva experiencia vamos dejando más pedazos regados por el mundo.



Después de tanta pérdida ¿Cómo podemos retomar nuestro camino con la misma energía o pasión? Desgraciadamente la energía no será la misma y la pasión tampoco, no es por ser pesimista, pero hay que recordar que cada día que pasa somos más viejos, que cada día nos preocupamos más por asuntos mundanos (asuntos de adultos), que las relaciones interpersonales van perdiendo la chispa de la pasión, y se vuelven más reales, más condicionadas y desconfiadas,  y nuestros sueños de ser ganadores del premio nobel, de ir a la luna, de inventar o descubrir cosas, de dejar todo por un amor, se van desvaneciendo.


Por lo menos a mí me sucede eso, cada día que pasa me siento menos mágica y más terrenal, y aunque me esfuerce en no dejar ir esa magia, la siento menos en mi interior con el paso del tiempo. Ahora estoy en la transición (llámese comúnmente: crisis de los 25 o cuarto de siglo) en que quiero cosas de la vida de adulto, tener mi lugar donde vivir, mis cosas, mis reglas, olvidarme de la universidad, pero que también tengo residuos de mi época de soñadora: pasar viendo bichitos en el campo, tener mi propio pequeño laboratorio en casa, viajar al medio de la nada, o vivir por el resto de mis días con el amor de mi vida.


Sabemos como es este mundo y como nos maneja. Tristemente debemos aceptar lo que va pasando en nuestra vida e ir modificando nuestros sueños, ver las situaciones con una sonrisa en la cara y seguir luchando por lo que en ese momento sea nuestra ilusión de vida. Vamos perdiendo la magia de la niñez, pero ganamos experiencia, porque no todo en esta vida es pérdida, si somos lo bastante valientes de lanzarnos a lo inseguro, así sea un trabajo en la China o dar el 100% a una nueva pareja, cuando estemos a punto de morir, diremos con orgullo: Aunque me dolió y me costó ¡CARAJO, YO SÍ QUE ME PERMITÍ VIVIR!




FOTOS OBTENIDAS DEL INTERNET, NO ENCONTRÉ SU AUTOR


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