¿Qué
tan ciegos podemos estar?
En estos días se me despertó el deseo por volver a leer
datos sobre la Independencia del Ecuador, pues tenía una duda sobre la
presencia de Juan Pío Montufar en la matanza del 02 de agosto de 1810, y a
pretexto de una visita al Centro Histórico, ingresé al Museo de Cera (antiguo real
cuartel de Lima, y dónde ocurrió dicha matanza) para recordar datos que en
internet no habían sobre este tema. Dentro del museo refresqué muchos datos e
imaginé lo que se vivía en Quito en esa época; grupos en contra de la corona española
y su mando abusivo en América; mítines clandestinos entre militares,
aristocracia criolla, académicos y quiteños revolucionarios, donde sin duda se
vivía un ambiente de incertidumbre y ansiedad. Imaginé que en algún lado de
Quito estaba una adolescente Manuelita Sáenz aprendiendo a escondidas sobre
política y el proceso independentista, mientras que en zonas aledañas a Quito estaba
un Juan Pío Montufar escapando del ejercito realista, para luego volver a los
mítines a favor de la Independencia de Quito. Al salir del museo por la puerta
que da de forma diagonal a la Plaza de la Independencia, mientras la
contemplaba, me imaginé en “fast motion”1 las protestas y muertes
que en esta plaza se han dado; como la muerte de García Moreno, o la turba
encandecida arrastrando a Eloy Alfaro por la calle Venezuela, sin faltar las
protestas, linchamientos y muertes que he presenciado en mis pocos años de
vida. Me hizo reflexionar como hoy en día la Plaza de la Independencia está
llena de turistas, comerciantes y artistas.
Al acercarme al monumento de los próceres de la
Independencia para conocer qué independentistas fueron encarcelados en el real
cuartel de Lima, y poder aclarar mi duda sobre si Juan Pío Montufar fue o no
encarcelado en 1809 con el resto de próceres, en el cual vi que no, Montufar no
estaba en la lista de apresados. De repente, miro a mi derecha, y me llama la
atención un grupo de unas 20 personas que rodeaban a otras que llevaban carteles.
Como soy una persona sumamente interesada por los procesos de lucha que las
personas viven a diario a causa de injusticias hacia ellos, pues me acerqué,
creyendo que este grupo que llevaban los carteles eran jubilados exigiendo sus
pensiones, o padres y madres exigiendo que se esclarecieran las desapariciones
y muertes de sus hijos, o trabajadores despedidos de alguna entidad pública,
pero no, no eran ni jubilados, ni padres, ni ex-empleados… Me paro en silencio
a escuchar qué ideas salen de las bocas de este grupo, y nada más ver en el
fondo un cartel con la cara del pseudo-sacerdote josé tuarez, y más abajo la
cara de rafael correa y jorge glas junto a la frase “Estamos contigo, rafael”
caí en cuenta que eran correistas.
Me pareció tan irónico y hasta insultante que un monumento
que enaltece la lucha por la libertad, y que recuerda a las miles de personas
que dieron su vida por esta causa, sea el escenario de las vociferaciones de
gente ciega que exige libertad para un delincuente como jorge glas, que afirma
que rafael correa es un perseguido político y que jamás robó un centavo, y que
piden apoyo para el demente cura tuárez, a quien hasta la misma Iglesia
Católica le ha dado la espalda. No pude evitar hacer la comparación entre lo
que pasó con la corona española, y lo que pasó en la época de rafael correa y
compañía, donde estos dos actores son lo mismo, un grupo de gente sin
escrúpulos y sanguinaria que buscaba el poder absoluto en un región, y que no
le importaba tener las manos manchadas de sangre inocente, con tal de mantener
un poder monárquico, porque no olvido cómo correa y su séquito de fans se
veían, eran la monarquía de Ecuador y correa, su rey. Agarrados de todos los
poderes del Estado, persiguiendo, golpeando y matando a cuanto insurgente se
les aparezca, acallando voces de libertad, las mismas voces que los españoles
pretendieron acallar cuando perseguían a Eugenio Espejo… Y ni hablar de lo que
ha vivido Venezuela en estos años, cuna de nuestros más grandes próceres de la
Independencia, Simón Bolívar y Antonio José de Sucre, su país sumido en una
dictadura genocida que usó tan descaradamente la memoria de Bolívar, y que ha
provocado la mayor crisis en la región que estos próceres quisieron liberar…
Ironía a lo que vivimos hoy, es poco.
Luego recuerdo la frase
que mi madre me dice cada vez que se enoja con la gente de este país: “¡Esa
masa es la que pone presidentes!” y me da mucho miedo, pues en estos 32 años de
vida, ya tengo muy claro que en la sensatez de mi gente, no puedo confiar, que
si en el 2021 rafael correa o cualquiera de esos delincuentes asesinos son
candidatos a la presidencia o vicepresidencia, van a ganar, y no creo que el
país pueda resistir otros 10 años de correato ¡QUÉ TODOS LOS DIOSES NOS LIBREN
DE ESO!
También recuerdo hace unos días cuando un conferencista
mexicano habló sobre el pensamiento creativo: “una sociedad culta es más
difícil de manejar, porque esta exige principios y valores a sus gobernantes,
por eso a nuestras sociedades las han mantenido ignorantes y adormecidas,
creyendo en el salvador de turno, y que este les va a solucionar la vida, no
les enseñan a pensar, a tener un criterio, a soñar”. Este conferencista nos
indicó que el porcentaje de libros que la gente promedio lee en México es del
3.8% al año. ¡Vaya! Debí haberle dicho que el porcentaje de libros que el
ecuatoriano promedio lee al año es de 0.5%, es decir, un miserable medio libro
al año. Debí haberle dicho que en la época de rafael correa, el ministerio de
educación quería incentivar la lectura, “pero no tanto”, porque no querían
perder el control de la ciudadanía… No puedo entender qué pecado estamos pagando,
¿qué cruz estamos llevando? ¿en qué momento la cultura del país se convirtió en
un detrito nauseabundo? Pienso y pienso cómo puedo encontrar la salida de mí
y de mi sociedad para tanta podredumbre mental ¿regalar libros? ¿enseñar?
¿salir a la Plaza de la Independencia a adoctrinar como lo hacen evangélicos?
14 millones de ecuatorianos, sumados a los miles de refugiados venezolanos, que
quieran o no, fueron parte de la destrucción de su país al mantener 20 años a
Chávez en el poder ¿cómo cambiar a tanta gente? Si Simón Bolivar, que en su
tiempo con tan poca gente a la cual gobernar, no obtuvo la libertad y unión que
él esperaba, y sin contar que no tenía en contra la existencia de aparatos atontadores
como la televisión o los smartphones ¿cómo devolverle la visión a la gente?
Tenemos dos años para las siguientes elecciones presidenciales, dos años para
despertar a una buena cantidad de gente y que no terminen votando por el “menos
peor”, o por el corrupto locutor de radio que usa a los perros para ganar
adeptos, como pasó con la alcaldía de Quito. Dos años, tenemos dos años.
De regreso a casa, pasé por el monumento a Simón Bolivar en
el Parque La Alameda, y no pude evitar exclamar -¡Ay Bolivar, si vivieras en
esta época, ya te hubieras muerto, pero de las iras!
1Fast
motion: Movimiento rápido. Técnica cinematográfica donde se presencia con
rapidez múltiples escenas en el mismo escenario.
Nota: No se preocupe por las minúsculas en nombres y apellidos, esa gente no se merece ni llevar mayúsculas en sus nombres.
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