miércoles, marzo 14

HOY EL UNIVERSO ESTÁ DE LUTO, Stephen Hawking ha muerto.



¿De niños qué jugaban cuando estaban solos? yo jugaba a ser científica.

Hice que mi infancia estuviera rodeada de libros de todo tipo, desde literatura hasta ciencia. Siendo niña descubrí la genialidad de este universo, percibí mi curiosidad insaciable, y me rodeaba de estrellas, de elementos que generaban vida, que destruían, que transformaban. Jugaba a ser científica, en un rincón de mi cuarto era mi laboratorio, modifiqué mi casa de muñecas para hacer la mesa del laboratorio, me robaba los utensilios de la cocina que luego mi mamá me los quitaba, jugaba con los elementos, hacía excursiones al bosque cerca de casa, a mirar los riachuelos, las hojas, los animales, en la noche contemplaba las estrellas, trataba de reconocer las constelaciones, de imaginar que había más allá, soñaba a lo grande… Con tristeza reconozco que en el colegio me hicieron odiar la Física, pasé años creyendo que era pésima para comprender porqué un objeto se mueve de tal forma, o las fuerzas que nos gobiernan; y años después, a pesar de haber estado en una de las mejores universidades de mi país, la situación se volvió a repetir, profesores apáticos para enseñar tan asombrosa ciencia, sin duda, no cualquier persona puede enseñar. Luego entendí que yo sola podía estudiarla, que no necesitaba a esos profesores, porque tenía uno que llenaba ese vacío, que aunque ni me conocía, yo seguía cada descubrimiento que anunciaba, cada frase, idea, cada polémica que generaba, porque él para sacudir al mundo era muy bueno. Desde niña lo veía y ya sentía una admiración tan grande, el querer ser aunque sea una micra de lo que él fue.


Stephen Hawking, el científico más asombroso de todos los tiempos, su genialidad para indagar en los espacios más profundos del universo, su fuerza para vivir con una enfermedad neurodegenerativa, el no dejarse vencer y seguir aportando al conocimiento y al mundo. Esta noticia me abofetea el espíritu, me hace cuestionar mi vida ¿en dónde estoy y por qué no estoy haciendo lo que siempre quise hacer? ¿por qué sigo justificando mis faltas hacia mi propia vida y por qué me sigo quejando? De Stephen Hawking aprendí no sólo física cuántica, ni de agujeros negros y del origen del universo, de él aprendí a vivir, a valorarme, a no justificarme, ni a subestimarme.


Y me incomoda reconocer que lo aprendido lo he olvidado, que doy las cosas por hecho, que me canso más fácilmente de luchar en contra de las enfermedades que me inquietan desde niña y que he vuelto de nuevo a dejarme llevar por el vaivén de la cotidianeidad, de lo urgente... Él se fue y deja un legado de conocimiento incomparable, ¿qué he hecho yo? Si me muero mañana  ¿qué dejo a la humanidad?... Por lo pronto, espero conocerlo en la otra vida y poder contarle orgullosa lo que hice y di al mundo cuando podía aún respirar, y aunque sé que a él le resultaba una estupidez la idea de la vida después de la muerte, y aunque a mí me resulta lo mismo, espero esto sea una equivocación... Hasta el siguiente big bang, querido mentor.





"Be braved,
be determined, 
overcome the odds,
it can be done."

"Se valiente,
se determinado,
supera las probabilidades,
se puede hacer"

Stephen Hawking
1942 - 2018